lunes, 27 de abril de 2009

Concluimos!

El era un hombre elegante, sentimental y al mismo tiempo sutil, así lo recordó ella. El amor había muerto, pero lo defendió ciegamente aferrándose a cualquier esperanza, por absurda que pareciese.
Un par de sesiones profesionales volvió melodramática su subjetividad quebrada, se preguntó como podría amarlo con tanta desazón, cerró los ojos como el terapeuta le dijo y se autoconvenció que era un hombre cobarde.
Ingirió un par de mentoles y fue hasta la casa frente al mar. Al llegar la puerta había sido forzada, todo estaba revuelto y roto, siguió hasta el cuarto, el cuerpo de él yacía sobre la cama empapado de orines y sangre, sostenía un cuchillo de cocina afilado con su mano derecha. Ella lo miro y pensó;
"Guardaré un lugar en mi corazón, amor; con sólo un buen gesto pudiste haber tocado mi cuerpo y amarlo de verdad. Ahora estás solo como un perro desnudo y despellejado por tonto y miedoso".
Una ráfaga helada entro por la ventana, tomo una campera y partió con una sonrisa picaresca. En su interior siempre supo lo que desencadenaba su irresistible ser!.

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