El ardor de la piel que sentía cada vez que bebía aquél líquido viscoso que fluía entre detergente y agua oxigenada era extremadamente molesto. No soportaba la camiseta mojada y cada vez que se encontraba en algún rincón o espacio vacío se desesperaba con una sonrisa natural.
La vida nocturna que gestaba lo depositaba junto a una mariposa de cabaret, donde las voces ajenas comentaban que tenía encantos y alucinaciones frecuentes, debido a los constantes viajes fluviales que consumía. Endeudada hasta la nariz para mantener su extravagante estilo de vida y su adicción a los caramelos "menta cristal", decidió vender todo sus cuerpo, sin percibir el disfrute apasionado del enamorarse, convirtiéndose en pasajera de una nave sin control.
Caminando entre vestigios, juntó papel tras papel para mantener su status quo, engatusó a un comerciante prestigioso, el cual adquirió una codiciable colección de la revista Billiken. Es la alegoría del destino, "los hombres van por un lado y la naturaleza por otro", pensó agradecida!.
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