viernes, 27 de febrero de 2009

Partituras masculinas!

Al parecer él era eunuco de nacimiento, se percato de esto cerca de los 11 años cuando la radical convicción de las pasiones naturales en la pubertad lo había invadido, su madre preocupada lo llevó a los mejores médicos de la ciudad y todos ellos llegaron a la misma conclusión. Desahuciado y desilusionado por no tener tan venturoso don, enarboló sus expectativas hacía la música. En la Academia él era experto con los instrumento de vientos, aún que disfrutaba más con el clarinete, pasaba horas practicando y releyendo las diferentes oberturas de Mendelssohn.
Una tarde de miércoles en los ensayos con la sinfónica completa, divisó al joven que ejecutaba la percusión clásica, el volumen y la textura que le daba al golpe, era perfecto, la facilidad con que manejaba los tiempos rítmicos llamaba la atención. Al observar esto una sensación excitante se apodero de su cuerpo, sintió erguido el miembro balanceándose al compás de su pelvis.
Esperó hasta concluir el ensayo para poder acercársele y conversar un poco. Recordó que los muchachos del coro vapuleaban con apodos y burlas hirientes al estilizado y tímido mozalbete, llamándolo "el carozo", según ellos, debido a su abultada protuberancia, "de nuevo la excitación".
Finalizada la práctica lo alcanzó en el pasillo, no entendía por qué, pero del pantalón el glande quería asomarse, resonó en su cabeza el film "Brokeback Mountain", que supo ver un par de veces en el cine. Le pido perdón por las incómodas palabras y lo invitó al salón de danza, deslizó la mano sobre ese tal "carozo"; el tacto de sus dedos encendió con rapidez las primeras convulsiones de eyaculación con un movimiento suave, cadencioso que mantenían sus cuerpos juntos al mismo tiempo que explotaban raudamente.
"Tenía un barómetro", caviló, acarició constantemente los testículos para mantener su erección mientras que en el oscuro y silencioso salón, él, se aprestó para introducírselo en la boca, "que mente prodigiosa, capaz de hacer sentir lo que jamás había sentido", recapituló extasiado.
Al terminar decidieron no cometer el error de declararse amantes aún que ambos acordaron que el amor vivido entre ellos es el verdadero significado de belleza. Continuaron con sus encuentros apasionados, él logró autoconvencerse de que la sensación de eunuco ya no lo acarreaba y que sólo fue un trauma psicológico de su niñez!.

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