Quizás, mañana ofrendaría caer indefenso a tus pies. Buscando la manera de obligarte a que me recuerdes sin quebrantar el cuerpo hastiado de dormir.
El único consuelo es que ya no lloro más, gracias a la terapia del canto y la devoción espiritual de Santo Domingo. Circulo solitario tratando de aunar eslabones por India entre brahmanes y doblegados.
Distraído no me imaginé la fragancia esparcidas en el tiempo, tan erótico, tan sublime, tan placentero. Qué elegancia!, suspirar con el “Chesterfield” entre los labios, pero ya no es dulce. I know now!.
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