viernes, 24 de julio de 2009

Vello!

Todas las mañanas observaba las pelusas que se depositaban en el "pupo", el espectáculo era como un bodega de productos regionales. A veces imaginaba la presencia de otra voz con la cual mantenía charlas enológicas y gastronómicas. La temática, la efectividad y el campo de acción etílica en el abdomen masculino.

Luego de una extensa discusión consigo mismo, el interrogante concluía con el recuerdo, la experiencia y la capacidad de generar hebras estomacales adquiridas en un viaje antiguo por República Dominicana.

Aparentemente, luego de haber participado en una ceremonia autóctona, en donde La Compañía Campo de Responsabilidad Ética, organismo gubernamental de Dominicana, sacrificaba un chancho y obligaba a los presentes comerlos con vino espumante. Se acordó que la sensación había sido como un set de “imágenes glamrock” que penetraba la dermis hasta llegar al ombligo.

El ritual era por cuestiones sanitarias, un subalterno afeitaba el cuerpo de los participantes por completo y dejaban sólo el pelillo umbilical para que creciera. Por último, en el final de la ceremonia se entregaba una copa de obsequio, "un magnífico souvenir", caviló.

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