martes, 8 de junio de 2010

La fantasía de gambetear

Repasando tres narraciones de Guy de Maupassant entre luminarias, pinturas e imanes pop art. Vi el engreimiento y la dicha en los ojos de los chicos que habían pasado la tarde tiñendo la caja del LCD de 50 pulgadas comprada en 60 cómodas cuotas (sin interés), por el gordo. La adquisición, había sido sólo para ver el mundial de fútbol en la confitería de Marcos.
Pasándola bien, entre birra, asado y compinches; estaba sentado en la mesa junto al ventanal del local que da a la peatonal en Rivera Indarte casi Rioja. El gordo, se anunciaba como CEO de Marcos resto bar. Había pautado un banner publicitario en el “Diario de Infonegocios” y ya, se las creía. Napolis, el cocinero, se le burlaba diciéndole que en realidad: “sos un CERO no CEO, gordo bolsa de mondongo, que tei haaaacé”. Y por supuesto, el rechoncho lo putiaba un buen rato amenazándolo con echarlo, pero nunca ocurría. Ya que hacía quince años que trabajaban juntos.
Releía a Maupassant al mismo tiempo que pasaba la cerveza por el buche y escuchaba los comentarios de los pibes en el cantero peatonal; chistes, sueños, música, morfi y fútbol, ó sí, balompié. Esa pasión cultural arraigada entre las entrañas más profundas del ser que nos hermana más allá de la clase social ó instrucción escolar. Ansiosos y sin resignación, no se iban a perder los partidos de la selección. Por eso, sus manos estaban ocupadas con témperas y plásticola dadas por Marisa, dueña de la librería de calle Rioja a la vuelta del bar.
Pegaban el cartón de la caja montándola como un LCD, uno de los niños dibujaba una gambeta de Verón pasando al dos de Nigeria. Luego, otro de los menudos borraba con goma el esbozo y trazaba la continuación de la jugada con un cabezazo de Tévez rompiendo la red de la escuadra africana. El grito y el abrazo no se hicieron esperar, dieron la vuelta sobre el cantero central arengando himnos futboleros sin parar.
Cerré el libro, le mostré un billete al gordo y lo dejé debajo del vaso, me levanté satisfecho y lleno, salí afuera y me senté en el cantero con los chicos a ver como terminaba el partido.

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