sábado, 8 de noviembre de 2008

Noctámbulo!

Navegando entre el pequeño pasaje que permite la piedra bola blanca y las tupidas tipas, donde los delfines sólo aparecen después de la cuarta botella. En las noches semi estrellada que son aplastadas por la pegajosa humedad que la docta ofrece, el piringundin de los golfos sin salvación de esclavitud, de deterioro y vergüenza, tentó al egoísta de ansia de poder.
El zoológico placentero se alborotó entre las copas nocturnas y el humo suave del tabaco mezclado con dulce, deslizándose por todo el cabaret, mientras ellas bailan al sonido de las monedas. Un Carlitos con una mueca picarona y piratesca! susurró, “cálidas nalgas en apretados bluyines”, a la mente se me vino Henry Chinaski, alter ego de un viejo perdedor, sucio y putero! que garabateó como un demonio.
A la salida entre los árboles guardianes, el esbelto pero cuasi simétrico cuerpo femenino, vende su inocencia, tal vez por placer, tal vez por arrogancia, vaya uno a saber. Hacer el amor por unos cuantos pesos, sonó tentador, la habitación 8 estuvo bien, sentado en la cama, con la botella hervida mientras se consumió el tabaco, la fémina mostró sus encantos. Sorpresa al por mayor, la palanca no fue parte del trato!.

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