sábado, 15 de noviembre de 2008

Sin sabores!

Parado en frente, a una distancia prudente, donde pudo divisar la exquisita y sugestiva figura de ella, sin poder reconocerle gesto alguno, tic o mueca reconfortante que terminasen de moldear la incertidumbre angelical que la envolvía. Acepto la pena de proyectar fantasías y luchar para que se cumplan, al precio de tergiversar la realidad. Pensó en un dialogo, “nos necesitamos para hacer más atractiva esta vida” y enseguida recordó una frase de Paúl Valery; “un hombre solo, siempre está en mala compañía”.
La identidad pareció no estar fija, su condición emocional vivenció como si estuviese compuesta por múltiples seres, ella los había despertados. La lógica desordenó su pensar, especuló con que el ángel encantador no se percatase de la presencia de él. Una pitada más antes de emprender la partida.
Mientras cruzó y se alejó, susurró al aire una idea Kafkiana con tintes existencialistas, que no necesariamente tuvo que ver con tan magnífico ser, recordó; "es necesario empezar a ver la realidad de otra manera porque solo en la medida en que seamos capaces de ver la realidad de otra manera es posible cambiarla", detuvo la marcha, volvió la mirada otra vez, la contemplo y caviló por lo bajo, cómo cambiarla si la encantadora brisa femenina no sopló a su lado. Y ella no miró.

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