Sólo en 10 minutos la botella paso de contener tres cuarto enteros, a un fondo blanco ahumado de transpiración etílica, el monoambiente viciado de sabor a nada es acompañado por el silencio a priori, surcado entre pitadas extensas.
Apago la brasa del intoxicante cilindro, guardo sus manos entre los muslos tiesos y rígidos que yacían postrados un tiempo prolongado en una pequeña banqueta sin respaldar. La posición cóncava que figuraba su espalda iba decayendo hasta formar un ángulo agudo, pensó, la vida para los que nos quedamos aquí es tormentosa, lo que sintió fue amor y cuando estuvo decidido a decírselo descubrió que ella no sintió lo mismo.
Estallo en el alma mientras leyó con ojos hambrientos de dolor y sin poesía, las ordinarias letras que hicieron que abatiese la belleza espiritual y sensual que el alma pudo entregar. 100 hectáreas de cosechas y eligió la peor uva amarga, selló los labios, nunca más un sorbo de piel tersa, delicada y apasionada. La derrota exilió la traición y el amor no vino desde un árbol corriendo, cuántas veces subió a el extasiadamente, la imperfección no le dio sentido a su vida.
Recordó que de niño le enseñaron que cuando no hay nada que decir; es mejor callar. Cerró el libro, escucho al perro ladrar, sus ojos se fijaron en los 13 pisos hacia abajo; mejor dicho 12; no! 11; no 1…!
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