sábado, 29 de mayo de 2010

Departamentos

Tras el exitosos tours de Francia, volvimos a la ciudad a buscar un departamento para irnos a vivir juntos. Sí hubiese estado solo, sin duda alguna, caminaría con mis botas camperas de piel de iguana por las grandes inmobiliarias, riendo y hablando, mientras tomo café al paso. Pero junto a Mirna, el traqueteo se hace muy largo y hay que ir lento, observando cada habitación, cada piso, cada edificio.
Cansado, Masticaba caramelos de goma frente al agente de bienes raíces, bamboleaba incesantemente mi mandíbula de un lado a otro. La irritación oculta por mis muecas que mantenía el bigotudo vendedor, me agraciaba de sobremanera. Pensaba. Todos los arrebatos de ira y despecho colérico hacía mí que sentiría. La intención de aplicarme un golpe de puño en el medio de la cara por mal parido, y la patada en el culo que le daría a Mirna, por llevar a este pelotudo a ver los deptos con ella.
Reí por dentro e imaginé como debía estar reprimiendo todo, con tal de hacer su trabajo. Salimos, no nos gustó ese tampoco y el vendedor dijo:
-Bueno, quieren observar otro.
-Sí, obvio. –contestó Mirna.
Y, mentalmente me dije: Un trashumante así, es motivo de amarlo.

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