lunes, 31 de mayo de 2010

El candidato

Sirvió 4 dedos de whisky en un vaso de boca ancha con 2 cucharaditas de limón verde y 3 cubo de hielo frappé, mientras observaba los titulares del diario. En portada, las fotos mostraban como juraba con un saco apretado y fuera de época. En la página uno, se deshacía de la empresas de diversos servicios que poseía. En la otra hoja, el escándalo con la amante vedette joven y morocha despechada que quedaba sin tarjeta de crédito y departamento de un edificio lujoso.
El suplemento especial, lo mostraba con su panza al aire en una playa del caribe junto a su familia patricia, y en la contratapa, el retrato de él en plena sesión dormido en la banca del senado. La mueca de disconformidad fue con el retrato en que saludaba al juez investigado por una causa de coima y narcotráfico.
Sin embargo, nada de esto lo develaba psicológicamente como un hombre sombrío y autoritario, reservado a ser sumiso y humillado por el aparato partidario de los socios momentarios. La obsesión de coquetear con el poder lo convirtieron en un ridículo atractivo. Dejó el periódico y luego del último sorbo y una risa picara, salió a representarnos.

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